¿Sabes lo que son las cocinas fantasma? Descubre por qué son tendencia.
La pandemia de Covid-19 ha sido el evento más fatal de los últimos tres años. Ha cambiado nuestra forma de vivir en muchos aspectos y ha traído transformaciones que han tenido un enorme impacto en muchos ámbitos de la sociedad.
El negocio de la restauración no ha sido indiferente a estas transformaciones. Metidos en una crisis sin precedentes en la que la resiliencia era la consigna han surgido nuevas oportunidades en medio de una tormenta que en un momento dado parecía no tener fin.
De los millones de personas que no pudieron salir de casa durante meses hubo muchas que no quisieron o no pudieron cocinar para ellos mismo y que al no poder sentarse en un restaurante favorecieron el florecimiento del negocio de comida a domicilio.
Con este nuevo interés por el delivery de comida, han surgido nuevos modelos de negocio, como las cocinas fantasma.
Pero, ¿qué son las cocinas fantasma?
Mientras que un restaurante tradicional vende sus platos en su cocina, las cocinas oscuras no tienen servicio directo al cliente, disponiendo únicamente de delivery a domicilio en su inmensa mayoría a través de plataformas online.
El concepto de cocina fantasma implica un negocio independiente, a diferencia de otros modelos de negocio, como las cocinas virtuales, en los que un nuevo restaurante se adosa a otro ya existente. Cuando se habla de una cocina fantasma todo el equipo y el personal están destinados a preparar comida para llevar.
¿Qué ventajas tiene para seguir siendo una tendencia en el mercado de la restauración?
Este tipo de restaurante se está convirtiendo cada vez más en una tendencia y hay razones para ello, incluso después de que los encierros sean cosa del pasado.
1. Los costes son significativamente inferiores a los de un restaurante tradicional.
En primer lugar no es necesario alquilar locales en ubicaciones privilegiadas de las ciudades o con gran afluencia de público. Tampoco es necesario contratar personal para el servicio, ni siquiera invertir en decoración.
Es cierto que todos los gastos relacionados con la cocina continuarán, pero habrá mucho ahorro por parte del cliente (iluminación,
utensilios, aseos, etc.).
2. Mayor flexibilidad para invertir en diferentes nichos.
Al no existir un restaurante físico, hay mucha más flexibilidad para crear marcas diferentes, ya que no es necesario decorar la sala ni ofrecer una experiencia en el propio restaurante.
La única preocupación tiene que ver con la comunicación digital y el tipo de comida que se sirve al cliente.